Hoy vengo a hablaros del duelo por la pérdida de un hijo en el periodo perinatal.
La primera vez que trabajé con una pareja que estaba pasando por este proceso me comentaron que como no habían dicho nada a la familia más cercana, esperando a que pasara el primer trimestre, ahora les resultaba muy difícil darles un contexto de porqué estaban con ese terrible dolor.
Esta es una de las muchísimas posibilidades que hacen que un duelo como este se silencie. Cuando un dolor tenemos que interiorizarlo para sentir que no le hacemos daño a los demás con él (aunque le esté haciendo daño principalmente a una misma), provoca mucho aislamiento y a veces un enorme sentimiento de soledad.
Esto le estaba ocurriendo a esta pareja, y es algo bastante habitual en casi todos los embarazos, porque parece que si no se dice, si el embarazo no sale adelante, no ha existido.
Muchas veces la solución no pasa porque todo el mundo lo sepa, a veces solo es necesario permitirse sentir las emociones que traiga este proceso que para algunas personas es especialmente duro.
En consulta trabajamos la culpa que a veces sienten las mujeres (¿Habrá pasado por algo que he hecho?), la tristeza de la pérdida y así poder darle un espacio a ese hijo que no ha nacido, y el miedo y la ansiedad que puede aparecer ante la idea de volver a quedarse embarazada. A veces este proceso se hace en contexto de terapia de pareja, otras mujeres prefieren hacerlo solas para poder trabajar también la gestión de otros tema.