Terapia individual:
El proceso individual depende mucho de las necesidades de la persona en el momento que consulta y de los objetivos que quiera conseguir. Es un camino de descubrimiento conjunto para determinar cuál es el problema y que la persona pueda encontrar una nueva forma de resolverlo que sea coherente con sus valores y su forma de vida.
¿Qué tipo de problemas, síntomas y preocupaciones solemos trabajar en psicoterapia?
Gestión emocional:
¿Qué haces cuando te sientes enfadado/a? ¿Y triste? ¿Y cuándo sientes miedo? ¿Le quitas importancia? ¿Piensas que es una pérdida de tiempo? ¿Te asusta sentirte así? Quizá son preguntas que no te has hecho antes y puede que el no haber aprendido a gestionar estas emociones esté dificultando algún área de tu vida o incluso tu bienestar emocional.
Estrés: laboral, familiar, social.
Hay momentos vitales, que a veces suponen puntos de inflexión para la vida de las personas, que están marcados por una enorme intensidad emocional y un gran nivel de estrés. Tanto la enfermedad de un familiar, un cambio de trabajo o un nuevo reto dentro del mismo como un cambio en el grupo de amistades puede desbordar y no tener los recursos necesarios para gestionar estas situaciones. La terapia puede ayudar aprender nuevas herramientas y entender cómo esta situación está afectando a tu vida.
Ansiedad:
Esta se expresa de muchas formas: preocupación excesiva, ataques de pánico, miedo a la enfermedad, miedo a salir de casa, fobias, TOC, etc. La ansiedad es una alarma ante un posible peligro, una sensación de amenaza o una respuesta a un conflicto personal. En terapia trabajamos tanto los síntomas derivados de la ansiedad como el origen de esta.
Depresión:
Pasar por un episodio depresivo en algún momento de la vida puede llegar a ser algo muy limitante, ya que en muchas personas se manifiesta con sentimientos de tristeza, rabia, incapacidad, vacío. No poder elaborar esto hace que las personas cada vez disfruten menos de otras áreas de su vida y puedan incluso llegar a sentir que su vida no tiene un sentido/propósito.
Trauma:
Hay situaciones en la vida que son tan complejas que el cerebro no es capaz de procesarlas y quedan atrapadas en nosotros mismos y esto influye en cómo nos relacionamos con el mundo. Es un concepto que al popularizarse ha perdido parte de su significado clínico, pero algunos ejemplos de trauma son: abusos sexuales (tanto en la infancia como en la edad adulta), maltrato físico o verbal por parte de una persona significativa o por el grupo de iguales (bullying), situaciones de miedo donde la persona no puede escapar ni protegerse, etc.
Todas estas experiencias vitales si no se integran pueden llegar a dificultar el desarrollo y funcionamiento de la persona.
Duelo (fallecimientos, rupturas, pérdidas perinatales, cambios vitales importantes):
El concepto de duelo incluye muchas circunstancias vitales y todos los seres humanos se enfrentan a ellos a lo largo de sus vidas. ¿Hay que ir a terapia en el momento que tengo una de estas situaciones? No, el duelo es un proceso natural que en general no suele volverse algo disfuncional.
El momento de pedir ayuda es cuando por ejemplo este proceso no se está elaborando (se evita todo lo que tenga que ver con la pérdida), cuando la tristeza, la rabia o cualquier otra emoción no se puede gestionar (interfiere en más de un ámbito de tu vida) o cuando no se puede aceptar la realidad de la pérdida.
Trastornos de la conducta alimentaria:
En los últimos años ha habido un repunte de personas que han desarrollado síntomas de un TCA ya que la exposición a ciertos estándares físicos es cada vez mayor. Estos síntomas producen un enorme sufrimiento en las personas que lo padecen y requieren, según la gravedad, de un trabajo con un equipo multidisciplinar. Si sientes insatisfacción con tu cuerpo o si tu relación con la comida conlleva para ti mucho malestar es importante que puedas pedir ayuda.
Apego y forma de vinculación:
El apego es el primer lazo de unión que se establece generalmente con los padres. El modo en el que estos cubren e interpretan las necesidades, dan amor y regulan las emociones influye en cómo se crean los esquemas de cómo soy, cómo son los demás, cómo es el mundo, qué tipo de amor merezco… Por ello, el revisar estos esquemas y poder analizar si alguno de ellos está generando sufrimiento, es uno de los objetivos cuando trabajamos desde esta perspectiva.
Preocupaciones sobre la maternidad/paternidad:
La terapia es un espacio tanto para hablar de las dudas respecto a distintas situaciones que los padres y madres viven con sus hijos, como de sus miedos y dificultades dentro de este rol tan complejo. Estas dudas a veces las trabajamos desde la terapia individual, de pareja, grupos de padres, o temáticas específicas, consulta los grupos disponibles.
Procesos de reproducción asistida:
Según el Ministerio de Salud, el 9,5% de los bebés nacidos en España son fruto de reproducción asistida. Estos procesos son costosos en muchos sentidos, pero especialmente a nivel emocional por todo lo que implica. La terapia tiene una función de sostén para estas mujeres y parejas, además de la gestión del estrés, de la tristeza y el miedo que ocasionalmente pueden aparecer.
Terapia infanto-juvenil:
Baja autoestima, miedos en la infancia, problemas con la alimentación, problemas de comportamiento, dificultades escolares o relacionales, relaciones entre hermanos, problemas con la alimentación, autolesiones, etc. Estos procesos están muy vinculados al trabajo de terapia familiar tanto para entender qué función tiene el síntoma como para dotar a la familia de las herramientas necesarias.
